jueves, 19 de marzo de 2020

El Coronavirus Covid-19 y los posibles cambios en el desarrollo de ciudades


      Foto de Archidayly.

La pandemia del coronavirus COVID-19 en este año podría cambiar los patrones de asentamiento a nivel mundial. Durante muchos años he coincidido con los postulados de Sir Richard Rogers expresados en su libro Ciudades Para un Pequeño Planeta, en este libro él dice que las ciudades deben ser altamente densas, le preocupa el uso del suelo bajo el modelo de crecimiento de ciudades como Los Ángeles con una densidad muy baja, en el libro también se procura tener usos mixtos, como vivienda, comercio, educación y trabajo. Eso era para mí una buena idea trabajada por años y demostrada en muchos de las propuestas de Rogers en el mundo.

Avance del coronavirus Covid-19 al fia 19.03.20

Authors of File:BlankMap-World.svg - Esta imagen incluye elementos que han sido tomados o adaptados de esta:  BlankMap-World.svg. Data derived from Johns Hopkins University CSSE, The Centers for Disease Control and Prevention, New York Times, CNBC


Bueno eso cambio hace unos días, vivo y tengo mi oficina en un condominio de apartamentos en Lima, Perú, decidí vivir cerca de un centro comercial, pues habiendo vivido 30 años en Barranco, un barrio muy popular en Lima, estaba acostumbrado a bajar a la calle y tener bancos, restaurantes, y otros servicios cerca, me aterraba el concepto de vivir en una zona extremada residencial como la que se muestra en el film ganador del Oscar a mejor película denominado “Parasites”, vivir aislado, sin convivir socialmente no era mi forma de ser, ni tampoco las ideas con las que coincido, de convivencia con la gente y de crear ciudadanía a través de la interacción social.

Fuente: MSN

Esto termino hace unos días cuando uno se da cuenta que basta con salir al ascensor y tocarlo ya puede ser un primer paso a contagiarte, tener que abrir los depósitos de basura, a pesar de que nos ayudan conserjes, igual tocas las perillas, es un alto riesgo de contagio y estoy expresando no una paranoia sino lo que ha recomendado la OMS (organización Mundial de la Salud) para afrontar la pandemia del COVID 19.

Al punto al que voy es que, preferiría ahora vivir en un condominio en las afueras de Lima que tiene 10 millones de habitantes y que tiene la tasa más alta de crecimiento de contagio del virus más alta a nivel nacional, esto mismo pasa en Nueva York, Milán, Madrid y en todas las grandes ciudades del mundo. Es más, tengo un terreno en las afueras de Lima, donde me hubiera gustado tener una casa y desarrollar la cuarentena, y si, ser consultor me permite a través de la internet, desarrollar un buen trabajo desde la casa, toda vez cuando tienes una rutina constante de trabajo y pasión por la investigación.

Creo que el patrón de asentamiento en Lima, no sé si en el mundo va a cambiar, entre vivir en una ciudad congestionada como Lima, la gente que tiene más recursos económicos va a comprar terrenos o casas en las afueras de la ciudad, es decir empresas desarrolladoras de proyectos como Los Portales, Menorca, Inversiones el Pino, Centenario entre otras van a tener mejor oportunidad que empresas que hoy venden apartamentos de lujo en Lima, de nada sirve gastar tanto dinero si al final te contagias y mueres.

Pero esta crisis, me ha ayudado a pensar en la Carta de Atenas, el manifiesto del Congreso Internacional de Arquitectura Moderna de 1931, este manifiesto influyó mucho en el desarrollo del urbanismo moderno en las ciudades de la Posguerra en Europa, la expresión más notable es Brasilia.

Pero como no existe nada infalible y Le Corbusier no lo es, vino una contracorriente liderada por Charles Jencks, Venturi, que criticaba la rigidez y cierta dictadura del movimiento moderno, totalmente entendible, pero que al final no he visto mayor aporte en la ciudad contemporánea.

El apartamento donde vivo tiene mucha iluminación y ventilación, cocinas y baños ventilados naturalmente, y una vista a un parque. Pero créanme esta no es la realidad de millones de personas en Lima. En la periferia de Lima las familias peruanas viven en pueblos jóvenes, se vive en los cerros, hoy ante la pandemia me pregunto ¿Cómo llega una ambulancia a auxiliar a alguien con neumonía o problemas respiratorios al cerro San Genaro en Chorrillos, o al Cerro el Pino?. Es casi imposible.         

       Fuente: Andina.

La informalidad mata, y el Colegio de Arquitectos del Perú ha sido extremadamente tibio en sentar una posición como gremio ante el Estado. Los arqueólogos, por ejemplo, sin tener un gremio oficial, han oficializado sus intervenciones, nadie puede excavar para hacer una habilitación urbana, o hacer un tendido de red eléctrica de agua o desagüe si no tiene un informe previo firmado por el arqueólogo, es más hay un Reglamento de Intervenciones Arqueológicas, y me parece muy bien la protección del Patrimonio Cultural de la Nación. Pero en materia de edificación los arquitectos en el país, no podemos participar en nada. No hay una obligación del Estado Firme para que las familias estén obligadas a llamar a un arquitecto para que construyan de manera segura y sana sus casas.

El artículo 25 de la carta de Atenas dice: “Que la determinación de las zonas de habitación sea dictada por razones de higiene.” Quizás esta pandemia nos debe hacer reflexionar sobre la forma en que hemos planteado nuestras ciudades en las últimas décadas. De esta tragedia debemos sacar el lado positivo, tenemos la oportunidad de cambiar el Reglamento Nacional de Edificaciones, y en donde CAPECO (Cámara peruana de la Construcción) no deba imponer el pie forzado de la política urbana y técnica del Reglamento para nuestro país. El reglamento tiene que tener como objetivo el bienestar del ciudadano y no la máxima rentabilidad de los inversionistas inmobiliarios. La ley 29090 y su reglamento también debe ser modificada. Veredas de 1.20m, con densidades tan altas no funcionan, si tuviéramos veredas y retiros más anchos, los riesgos de contagio y el estrés psicológico de las ciudades peruanas sería menor.

Si creo que tampoco todo es responsabilidad de los desarrolladores inmobiliarios, creo que hoy las subvenciones a programas como Techo Propio, programas que financian la construcción propia acompañada con técnicos deberían ser subvencionadas con un mayor porcentaje por el Estado, es decir no puedes eliminar la informalidad con una norma, pero si puede el Estado llegar a través de una transición a bajar la informalidad.  

Hay una serie de preguntas que debemos hacernos. ¿Porque los edificios deben construirse siempre al tope del medianero?, ¿porque no permitimos o recompensamos a los desarrolladores que se alejen de las medianeras con más altura?, esto mejoraría las condiciones de asoleamiento y ventilación de los departamentos, ¿Por qué las calles no son más anchas? El 8% se área libre en nuevas habilitaciones urbanas, ¿son suficientes para poder legar a la meta de área libre por habitante que se plantea a nivel mundial?

Esto pasa también por revisar el Plan de Desarrollo Urbano de Lima, hoy en esta pandemia nos damos cuenta que eliminar los valles de Lurín, de Chilca, de Mala, de Cañete, es una pésima idea. Muchos alimentos se producen alli, un corte en la carretera central y ¿como se alimenta una ciudad de 10 millones de habitantes?. Sé que Cañete y Mala están fuera de Lima Metropolitana, pero el Ministerio de Vivienda debería ser más celoso de lo que hacen los urbanizadores.

Esta pandemia nos ha enseñado que el Estado debe ser débil en algunos aspectos de la economía y desarrollo del país, pero a la vez debe ser muy fuerte en sectores estratégicos como salud, alimentación, educación y vivienda.

Como dice un principio utilizado hace muchos años por la entonces República Federal de Alemania, debemos de tener «tanto Estado como sea necesario y tan poco Estado como sea posible». Para tenerlo en cuenta hoy más que nunca.

Hasta más vernos.


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